26 de octubre de 2014

LA ENSEÑANZA DE LA ECONOMÍA

Este breve ensayo pretende buscar la reflexión de colegas economistas, alumnos de pregrado y postgrado, así como de docentes de las diferentes carreras afines a las ciencias económicas.


Recientemente se está cuestionando la enseñanza económica por una serie de razones que se vienen suscitando años atrás. Se afirma por ejemplo, que la práctica o ciencia de la economía está generando controversias por su falta de capacidad para identificar y explicar detalladamente la burbuja financiera, luego del colapso económico global del 2013. Existe una fuerte corriente de alumnos y catedráticos de economía, cuestionando las bases mismas de la enseñanza económica. ¿Debería seguir enseñándose la economía como viene haciéndose desde hace años?, es la pregunta sobre la mesa de debate propuesto por el autodenominado Post-Crash Economics Society, importante agrupación de estudiantes de Economía de la Universidad de Manchester (Inglaterra) que hoy integra a catedráticos famosos de economía alrededor del mundo.

Aunque suene a coincidencia, los sistemas políticos vigentes en el mundo se encuentran duramente cuestionados en la mayoría de países. En Latinoamérica, Africa y Asia el asunto toma ribetes de una enfermedad crónica, siendo una de las principales causas la corrupción por parte de la clase gobernante.

Echemos una mirada a Latinoamérica: De acuerdo a un informe de la ONG alemana Transparencia Internacional (TI), publicado en diciembre de 2013, Venezuela y Paraguay son percibidos como los países más corruptos de Latinoamérica. Uruguay y Chile son percibidos como los líderes en transparencia. El director regional de TI, Alejandro Salas, destaca las caídas de Centroamérica como bloque y explica que los grupos del crimen organizado necesitan la corrupción para traficar con drogas, armas y personas.

Completan el grueso grupo de países con alto nivel de corrupción: Perú (38), Colombia (36), Ecuador (36), Panamá (35), Argentina (34), Bolivia (34), México (34) y República Dominicana (29), en el entendido que la escala empleada por TI va del 0 (sumamente corrupto) al 100 (muy transparente). Esta ONG concluye que la corrupción en el sector público es uno de los mayores desafíos a nivel mundial.
Quizás parezca haberme salido del tema, pero considero que la enseñanza de la economía no debe estar aislada de los fenómenos sociales y económicos actuales. La enseñanza económica tradicional se caracteriza por plantear modelos económicos desfasados e inaplicables a nuestra realidad y esta condición sigue vigente. Sólo revisemos las mallas curriculares de universidades públicas y privadas. En las universidades públicas se mantiene el orden tradicional y los cambios brillan por su ausencia. En el caso de las universidades privadas, los cambios son irrelevantes y las que dicen ser de “mayor reconocimiento” son aquellas cuyo plus está reflejado en innovaciones y propuestas de orden gerencial, ofreciendo irresponsablemente que sus egresados serán empresarios, es decir, la enseñanza de la economía se reduce a la empresa. No es malo ser empresario, pero la empresa no lo es todo en el campo del economista, ni es el objeto de la ciencia económica. Para aterrizar en una sana pero básica conclusión, imaginemos a la mayor parte de la población como empresarios.
Aprendí que la ciencia económica tiene por objeto el bienestar de la sociedad, considerando la escasez de recursos económicos. En consecuencia, propongo que nuestro nuevo modelo de enseñanza económica deba incluir aspectos relacionados al bienestar social. Para empezar, debemos incluir la integración social, económica y cultural. El modelo de mercado no sólo debe considerar las variables demanda y oferta. Debe existir una tercera variable relacionada al sistema político. La demanda en Perú no tiene el mismo comportamiento que en Cuba o en Venezuela, por ejemplo. Lo mismo sucede con la oferta. En consecuencia, es el sistema político vigente en cada sociedad la que finalmente define el comportamiento de cada una de estas dos variables que tradicionalmente son las únicas que mueven el mercado.
Un sistema político transparente, libre de corrupción o con bajos niveles de corrupción; naturalmente crea las condiciones para lograr el bienestar social. El crecimiento de las variables macroeconómicas no es precisamente el reflejo de mejores condiciones de vida o mejor bienestar social, como es el caso que se quiere hacer creer en el Perú. Lo que sí está demostrado es que este crecimiento económico tiene como contraparte una mayor brecha entre ricos y pobres. Es decir, los ricos son mucho más ricos y los pobres mucho más pobres. Aquí es donde surgen las interrogantes: ¿Para qué sirve la enseñanza de la ciencia económica?..... ¿Para buscar hacer más ricos a pocas personas? ¿O para generar condiciones de una real y justa redistribución de la riqueza? ¿Es moral hacerse rico a costa de miles que sufren miserias?
Considero que con estas pocas preguntas es posible arribar a un debate, quizás pequeño por ahora; pero crecerá en la medida que crezca nuestra conciencia y responsabilidad social.

Hasta pronto.

20 de octubre de 2014

EDUCACIÓN Y ECONOMÍA – REALIDAD Y POSIBILIDADES

Durante mucho tiempo la sociedad peruana viene soportando los efectos de una educación caracterizada por importantes falencias. Nuestros egresados escolares no cuentan con verdaderas oportunidades para enfrentar con éxito hacia el reto de una preparación universitaria de calidad, menos para enfrentar a la vida, por una condición laboral decente. Las competencias adquiridas en la escuela no están acordes con las necesidades del mercado laboral. Los informes PISA muestran reiteradamente cada año, la precaria condición de nuestra escuela.

Nuestras universidades en general –públicas y privadas- adolecen de las necesarias investigaciones científicas. El quehacer universitario se ha reducido al servicio docente, equipamiento e infraestructura física. Las labores investigativas sólo se hacen en muy pocas universidades y en cantidades muy reducidas. Quizás sea ésta la causa más relevante de la crisis universitaria en nuestro país.

La economía peruana ha sido descuidada durante los últimos años, pero en realidad este descuido proviene de un tiempo mayor. Casi un 70% de nuestra economía depende de la actividad minera. Los precios de los minerales se mantuvieron elevados hasta el 2013, por lo que nuestra economía creció de manera sorprendente. Para nadie es un secreto que nuestra economía fue favorecida por los elevados precios de los minerales, sin embargo sabemos también que esto es un tema coyuntural y temporal. 

Actualmente, con los precios bajos y con una menor demanda internacional de minerales, obviamente la economía ha entrado a una etapa de receso, más aún, considerando que no se resuelven los conflictos mineros, los cuales han trascendido a verdaderos conflictos sociales y hasta fortalecidos en algunas localidades si damos una mirada hacia los resultados de las recientes elecciones regionales y municipales 2014.

La inacción del gobierno central, desatinado en asumir medidas y actitudes frente a fenómenos preocupantes como  la informalidad, la ilegalidad, el narcotráfico y el sicariato que están sometiendo a buena parte de nuestra sociedad, con ministros sin personalidad, inoperantes y mediáticos, con un aparato judicial corrupto y con un congreso perdido en discusiones inútiles; vienen afectando aún más la situación económica de nuestro país.

Esta situación vergonzosa se repite en cada gobierno de turno. Lo más peligroso quizás no sea la condición económica en el corto plazo, que queda como resultado. Lo más peligroso de este saldo es el mal ejemplo que se deja a nuestra juventud estudiosa y que prevalecen en el largo plazo como un modelo  a seguir desde los puestos públicos hacia las aulas. Se deja a la corrupción, a la impunidad y a los antivalores, como verdaderos temas invisibles de enseñanza, pero que se apoderan del inconsciente del estudiante. Se deja constancia una vez más que el poder de las grandes mafias puede comprar el silencio o complicidad de ministros, congresistas, jueces y altos mandos del ejército y de la policía. 

Se deja constancia que el poder político es un instrumento que no sólo sirve para aumentar los ya elevados sueldos de ministros y altos funcionarios del gobierno, sirve también para reprimir con violencia y acallar las demandas del gran sector popular. Queda como enseñanza que para mantenerse en un puesto público no son necesarias la educación, los valores y la preparación universitaria, pero sí es requisito indispensable, defender lo indefendible y apoyar en el blindaje a delincuentes de “cuello y corbata” sin importar el daño que se hace al país, al esquema educativo y por ende, a las presentes y futuras generaciones. 

Estas malas enseñanzas, naturalmente afectan la mentalidad de nuestros escolares y universitarios, proponiéndoles una nueva conducta con una “moderna escala de antivalores”, en reemplazo de la verdadera escala de valores.

Ante este escenario vergonzoso y plagado de delitos impunes…. ¿Será posible atraer las inversiones extranjeras? ¿Será posible encontrar la armonía entre los agentes económicos? ¿Será posible apuntar hacia un desarrollo sostenible? ¿Será posible hablar de economía social de mercado o de responsabilidad social de la empresa?

Esta es la relación existente entre nuestra educación y economía. No será posible la implementación de un adecuado modelo educativo, considerando que quienes tienen las riendas del poder político, no tienen la capacidad de enseñar con el ejemplo. Tampoco será posible lograr una economía al servicio de la sociedad, porque nuestros gobernantes no tienen la capacidad de desprendimiento ni sensibilidad social, en vez de ello anteponen sus apetitos personales, ambiciones partidarias, negocios turbios o simplemente callan, se encubren  o se defienden torpemente, quizás preparándose para procesos reeleccionistas, facilitadas por el actual orden democrático.

Y es que la educación escolar y universitaria están articuladas y no constituyen solamente un servicio programado para adquirir las meras competencias y habilidades. Se constituyen también en un gigantesco receptáculo de los valores y antivalores, ejemplos y pecados, virtudes e inmoralidades de la clase política. La velocidad de la información y del conocimiento es un factor ineludible hoy en día.

Educación y Economía son dos columnas que soportan el esquema del desarrollo social, cuya sostenibilidad depende de sus fortalezas. Queda en nosotros como parte de la sociedad en contribuir al fortalecimiento de estas dos grandes columnas, sin olvidar que ambas deben estar orientadas hacia la búsqueda de un objetivo común: el bienestar social.

16 de octubre de 2014

NUESTRA ECONOMÍA: LO QUE SE DICE Y LO QUE NO SE DICE

Desde hace varios años, nuestra economía viene siendo un tema central en las conversaciones en casi todos los aspectos: sociales, políticos, ideológicos, laborales y hasta religiosos. Casi todo lo que se dice de ella, habla en términos de bondad, crecimiento, variedad, disciplina fiscal, sostenibilidad, etc. Estas virtudes están reflejadas en la gran cantidad de obras físicas realizadas hasta la fecha: edificios públicos y privados, carreteras, puentes, obras de ornato público, centros comerciales, modernización y ampliación de los equipos de información y comunicación y todos los cambios que se dan en una sociedad, como efectos de estas mejora. El  consumo privado también se ha puesto de manifiesto, llegando a niveles insospechados. Al parecer,  vivimos en una  “época de bonanza”, producto del desarrollo económico.

Sin embargo, para nadie es un secreto que  nuestra economía depende en gran parte (casi 75%) de la actividad minera, por lo que podemos colegir que nuestra economía es también muy sensible ante cualquier mínimo cambio en los precios internacionales de los minerales, niveles de inversión, legislación, demanda internacional, etc. Precisamente, por los elevados precios internacionales del cobre, hierro, oro y plata durante la última década, nuestra economía acusó un crecimiento promedio casi  del 6%. Pero, desde el año 2013, la demanda de minerales y sus precios internacionales cayeron a niveles preocupantes. Además, la inversión en exploración minera en 2013 cayó en 26%. Para el presente año,  la tendencia también es hacia la baja. 

El nivel relevante en el consumo interno durante los años 2012- 2014, ya no estarían al mismo ritmo del crecimiento. El uso de las tarjetas de crédito o “billete de plástico” puede resultar un buen indicador de nuestra economía interna: hay más de 8 millones de éstas circulando en el mercado interno. El consumo con este medio llegaría al 10% promedio mensual en el presente año, según estimaciones de ASBAN (Asociación de Bancos). El 2012, el consumo con este medio de pago registró un promedio del  20% mensual. La misma fuente afirma que actualmente la morosidad de tarjetas de crédito registra el 6.19%. Esta es una cifra histórica y muy preocupante, que evidencia el enfriamiento o desaceleración en el crecimiento de nuestra economía.

Esta situación difícil por la que atraviesa nuestra economía se está vulnerando más con las precarias gestiones de muchos funcionarios, presidentes regionales, alcaldes, ministros, congresistas, jueces y hasta algunos fiscales; quienes dieron la espalda a la noble misión encargada, han preferido caer en el lodazal de la corrupción. Transparencia Internacional nos vuelve a ubicar en diciembre de 2013 en el puesto 83, con 38 puntos sobre 100 (100 representa menor corrupción), junto con El Salvador, Mongolia, Trinidad y Tobago y Zambia. Los recientes encarcelamientos de tres presidentes regionales y uno prófugo, nos dejan un claro sinsabor o descontento popular, que nos obliga “pisar tierra” hacia una percepción realista de nuestro entorno económico. 

Empiezan las campañas electorales regionales y municipales. Esperemos que la actitud del elector sea más realista, más objetiva y menos materialista. A los candidatos no se les puede pedir mucho, ya que la mayor parte de ellos, con elevada ignorancia y casi nada de sensibilidad social, consideren que gastar más en publicidad o en “regalitos” los hace mejores o más “buenitos”. Una vez que llegan al poder, buscarán “recuperar con creces” los millones invertidos en paneles, pintas, etc. La historia quizás se repita. Todo depende de la calidad de electores que tenemos.