Este
breve ensayo pretende buscar la reflexión de colegas economistas, alumnos de
pregrado y postgrado, así como de docentes de las diferentes carreras afines a
las ciencias económicas.
Recientemente
se está cuestionando la enseñanza económica por una serie de razones que se
vienen suscitando años atrás. Se afirma por ejemplo, que la práctica o ciencia
de la economía está generando controversias por su falta de capacidad para
identificar y explicar detalladamente la burbuja financiera, luego del colapso
económico global del 2013. Existe una fuerte corriente de alumnos y
catedráticos de economía, cuestionando las bases mismas de la enseñanza
económica. ¿Debería seguir enseñándose la economía como viene haciéndose desde
hace años?, es la pregunta sobre la mesa de debate propuesto por el
autodenominado Post-Crash Economics Society, importante agrupación de
estudiantes de Economía de la Universidad de Manchester (Inglaterra) que hoy
integra a catedráticos famosos de economía alrededor del mundo.
Aunque
suene a coincidencia, los
sistemas políticos vigentes en el mundo se encuentran duramente cuestionados en
la mayoría de países. En Latinoamérica, Africa y Asia el asunto toma ribetes de
una enfermedad crónica, siendo una de las principales causas la corrupción por
parte de la clase gobernante.
Echemos
una mirada a Latinoamérica: De acuerdo a un informe de la ONG alemana
Transparencia Internacional (TI), publicado en diciembre de 2013, Venezuela y
Paraguay son percibidos como los países más corruptos de Latinoamérica. Uruguay
y Chile son percibidos como los líderes en transparencia. El director regional
de TI, Alejandro Salas, destaca las caídas de Centroamérica como bloque y
explica que los grupos del crimen organizado necesitan la corrupción para
traficar con drogas, armas y personas.
Completan el grueso grupo de países con alto nivel de corrupción: Perú
(38), Colombia (36), Ecuador (36), Panamá (35), Argentina (34), Bolivia (34),
México (34) y República Dominicana (29), en el entendido que la escala empleada
por TI va del 0 (sumamente corrupto) al 100 (muy transparente). Esta ONG
concluye que la corrupción en el sector público es uno de los mayores desafíos
a nivel mundial.
Quizás parezca haberme salido del tema, pero considero que la enseñanza
de la economía no debe estar aislada de los fenómenos sociales y económicos
actuales. La enseñanza económica tradicional se caracteriza por plantear
modelos económicos desfasados e inaplicables a nuestra realidad y esta
condición sigue vigente. Sólo revisemos las mallas curriculares de
universidades públicas y privadas. En las universidades públicas se mantiene el
orden tradicional y los cambios brillan por su ausencia. En el caso de las
universidades privadas, los cambios son irrelevantes y las que dicen ser de
“mayor reconocimiento” son aquellas cuyo plus está reflejado en innovaciones y
propuestas de orden gerencial, ofreciendo irresponsablemente que sus egresados
serán empresarios, es decir, la enseñanza de la economía se reduce a la
empresa. No es malo ser empresario, pero la empresa no lo es todo en el
campo del economista, ni es el objeto de la ciencia económica. Para
aterrizar en una sana pero básica conclusión, imaginemos a la mayor parte de la
población como empresarios.
Aprendí que la ciencia económica tiene por objeto el bienestar de la
sociedad, considerando la escasez de recursos económicos. En consecuencia,
propongo que nuestro nuevo modelo de enseñanza económica deba incluir aspectos
relacionados al bienestar social. Para empezar, debemos incluir la integración
social, económica y cultural. El modelo de mercado no sólo debe considerar las
variables demanda y oferta. Debe existir una tercera variable relacionada al
sistema político. La demanda en Perú no tiene el mismo comportamiento que en
Cuba o en Venezuela, por ejemplo. Lo mismo sucede con la oferta. En
consecuencia, es el sistema político vigente en cada sociedad la que finalmente
define el comportamiento de cada una de estas dos variables que
tradicionalmente son las únicas que mueven el mercado.
Un sistema político transparente, libre de corrupción o con bajos niveles
de corrupción; naturalmente crea las condiciones para lograr el bienestar
social. El crecimiento de las variables macroeconómicas no es precisamente el reflejo
de mejores condiciones de vida o mejor bienestar social, como es el caso que se
quiere hacer creer en el Perú. Lo que sí está demostrado es que este
crecimiento económico tiene como contraparte una mayor brecha entre ricos y
pobres. Es decir, los ricos son mucho más ricos y los pobres mucho más pobres.
Aquí es donde surgen las interrogantes: ¿Para qué sirve la enseñanza de la
ciencia económica?..... ¿Para buscar hacer más ricos a pocas personas? ¿O para
generar condiciones de una real y justa redistribución de la riqueza? ¿Es moral
hacerse rico a costa de miles que sufren miserias?
Considero que con estas pocas preguntas es posible arribar a un debate,
quizás pequeño por ahora; pero crecerá en la medida que crezca nuestra
conciencia y responsabilidad social.
Hasta pronto.