7 de julio de 2010

LOS COMMODITIES Y EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

Commodity es un término usado con mucha frecuencia en el sector comercio y se refiere al bien económico que es producido masivamente o extraído de la naturaleza y que tiene un bajísimo nivel de diferenciación o especialización.

El oro, la plata o el petróleo también entran en nuestra definición, ya que hay enormes cantidades disponibles en la naturaleza. En cuanto al nivel de diferenciación o especialización, el oro extraído en distintos lugares del mundo, va a tener esencialmente las mismas cualidades. Son considerados commodities también al trigo, algodón, maíz, soya, etc.

Los márgenes de ganancia ó utilidad que deja la exportación de los mencionados commodities son relativamente exiguos, si comparamos con los artículos que tienen un alto nivel de diferenciación. Estos últimos son aquellos que en su manufactura o fabricación cuentan con un alto nivel de valor agregado, como es el caso de las maquinarias pesadas, automóviles, artículos electrónicos, computadoras, embarcaciones, productos farmacéuticos, etc.

CLASIFICACIÓN

Granos: Soja, trigo, maíz, avena, cebada.

Softs: Algodón, jugo de naranja, café, azúcar, Cacao.

Energías: Petróleo crudo, fuel oil, gas natural, etanol, nafta.

Metales: Oro, plata, cobre, platino, aluminio, paladio.

Carnes: Ganado bovino vivo, ganado porcino vivo, manteca, leche.

Financieros: Bonos de 30 años, notas de 10 años, Eurodólar, Fed Funds a 30 días.

Índices: Dow Jones, S&P500, Nasdaq100, Nikkei225, E-Mini Nasdaq.

Monedas: Libra Esterlina, Euro, Peso Mexicano, Rand de Sudáfrica, Franco Suizo.

A partir de esta clasificación en grupos, hacen su aparición los commodities relacionados con lo financiero. Esto habla del modo amplio en el que hay que entender a los commodities. Después de todo, los euros que pueda comprar una persona en España, serán los mismos que podrá adquirir en alguna casa de cambio en Perú.

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO PERUANO

Los commodities están mayormente denominados en dólares, por lo que resultan económicamente muy sensibles en el mercado internacional. La economía de nuestro país, así como de la gran mayoría de países latinoamericanos, depende de la exportación de commodities.

Los niveles de crecimiento de nuestra economía han sido insuperables dentro de la región, fenómeno que ha sorprendido al mundo entero, ya que en períodos anteriores y hasta en la década pasada, sólo conocíamos la crisis económica, déficit fiscales, resultados negativos en nuestra balanza comercial, inflación y hasta desastres económicos, como resultó el período 1985-1990, en que la hiperinflación desenfrenada fue alimentada por la corrupción de funcionarios y resultaron en maravilloso caldo de cultivo para el surgimiento de la subversión y terrorismo, con los trágicos resultados que muchos peruanos vivimos en carne propia.

Fueron épocas pasadas, pero no tan lejanas. De ello es conveniente aprender la lección. El presente gobierno de Alan García – su segunda oportunidad-, ha tenido especial mesura en orientar su gestión hacia una disciplina fiscal, destinando las dos terceras partes del presupuesto nacional a las regiones, lo cual indica una clara voluntad política hacia el desarrollo de las regiones. El proceso de descentralización ha sido fortalecido en la praxis, con los instrumentos de desarrollo que las regiones reclamaban.

Además se han superado muchas trabas para la facilitación de nuestras crecientes exportaciones, se han incrementado las inversiones nacional y extranjera, etc. Estas medidas de política económica han mejorado ostensiblemente nuestros niveles de vida, a todas luces una verdad irrefutable.

AGENDA NACIONAL

A lo expuesto, quedan dos temas puntuales que el gobierno de Alan García aún no puede resolver y que deben figurar en su recargada agenda:

1. La reconfiguración de nuestra economía, que esencialmente depende de commodities. Si es que el crecimiento que refleja nuestra economía se debe precisamente a los elevados precios de los metales: hierro, oro, plata, plomo, etc. Los precios internacionales de estos metales en cualquier momento pueden bajar, lo que causaría una crisis económica nacional. La manera de dar sostenibilidad a este crecimiento económico es desarrollar la infraestructura industrial nacional, a través de una reconversión de la alimentación energética, del petróleo por el gas natural. En vez de exportar este recurso a ínfimos precios, debe desarrollarse un plan nacional destinado al consumo masivo del gas natural. De esta forma se economizaría gran cantidad de fondos públicos destinados a la importación de petróleo. Nuestra actual política energética está orientada a favorecer a grandes consorcios internacionales, negándole al consumidor nacional una energía barata, la cual producimos en grandes cantidades, como para reestructurar a nivel nacional, un masivo consumo del gas natural, a bajos precios, lo que permitiría reducir los costos operativos en las plantas industriales y como consecuencia de ello, el abaratamiento de los bienes y servicios. No es justo que los peruanos tengamos que pagar por el gas de uso doméstico (el precio más caro que el de los demás países productores de GLP Bolivia, Ecuador, Venezuela y Argentina). Mientras que en Perú el balón de 10 kilos se cotiza a 12 dólares, en Bolivia se paga 2.8 dólares, en Brasil 9.4 dólares, en Chile 10.7 dólares, en Uruguay 10.3 dólares y en Colombia 2.2 dólares. Caso similar ocurre con el tema de las tarifas telefónicas (fijo y móvil). Paralelamente, se debe impulsar una agresiva campaña orientada a cambiar paulatinamente nuestros hábitos de consumo, como por ejemplo en el mayor consumo de pescado, por razones obvias. Esta sola medida no solo mejoraría ostensiblemente la salud de nuestra población, sino además reduciría las importaciones de carnes rojas y por ende, del mejoramiento de nuestra balanza comercial. Todos los esfuerzos sobre este tema todavía no producen el efecto esperado, a comparación de la campaña agresiva que el Gral. Juan Velasco Alvarado impulsó durante su gobierno.

2. La corrupción de funcionarios, tema muy manoseado, pero de la cual el gobierno central, los gobiernos regionales y locales, son blancos de críticas muy frecuentes. Hay que tener presente que la corrupción de funcionarios en toda sociedad, no sólo genera descrédito en la gestión de gobierno, también genera desorden social y sobrecostos en la producción y comercialización de bienes y servicios. Estos sobrecostos lógicamente son los grandes enemigos del desarrollo de una sociedad, ya que quienes se desarrollan económicamente son los funcionarios corruptos, al provocar los injustos desequilibrios en la distribución de la riqueza nacional. Este punto debe formar parte de la agenda nacional permanente, lo que redundaría en un verdadero crecimiento, integrador y sostenible. Las políticas anticorrupción del gobierno de Alan García deben dejar la faceta de “poses reelectoreras” para marcar una real distancia con estas realidades que distorsionan nuestra aún frágil economía interna. “No hay peor ciego que aquél que no quiera ver, ni peor ama de casa que desconozca los precios del combustible que usa diariamente”

Espero recibir sus comentarios, a favor o en contra. Toda crítica es bienvenida, ya que con la crítica constructiva es posible crecer. La sobonería se opone tenazmente al desarrollo personal. Gracias por tu tiempo.

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