22 de septiembre de 2011

CRECIMIENTO ECONOMICO CON INCLUSIÓN SOCIAL

El crecimiento económico alcanzado en Perú durante la pasada gestión de Alan García (2005-2011), no se ha reflejado en los indicadores de pobreza, salud y educación, situación que ha generado una gran demanda social que se traduce en los conflictos sociales que hoy toca a la presente gestión de Ollanta Humala.

La gestión García perdió la gran oportunidad histórica de hacer crecer socialmente al pueblo peruano, apoyándose en los mayores ingresos de nuestras exportaciones, por los crecientes precios de los minerales. Se pudo mejorar la calidad de vida de todos los peruanos, se pudo asistir al más necesitado, se pudo incluir al más débil, dentro del concierto de la bonanza económica. Lamentablemente, el régimen de no sólo marginó al más pobre y enriqueció al más rico, sino además su gestión fue plagada de escandalosos actos de corrupción, digitados desde las más altas esferas del poder político.

Cada ministerio, cada organismo público ejecutor, no sólo fueron bastiones de acomodados líderes apristas, fueron el claustro del cínico nepotismo y la desvergüenza. Fue además el centro de operaciones para digitar acciones electoreras y pactos infames contra la nación peruana. Y cada uno de sus pliegos presupuestales de estos organismos públicos fue el “botín de guerra” reclamados y dilapidados por los sinvergüenzas caudillos apristas, quienes al frente de la gestión se sintieron los amos y dueños de los fondos públicos.

Muy atrás quedaron sus juramentos y compromisos con el pueblo peruano, con los más pobres y también olvidaron la prédica histórica y visionaria de Haya, el luchador social. García nunca recordó a Haya, durante su gestión. Sus lugartenientes y altos funcionarios, tampoco se interesaron del tema. Sólo hubo tiempo para saquear los dineros del pueblo, inaugurar obras que nunca se culminaron, ejecutar otros con millonarios sobrecostos y gobernar a espaldas de las reales necesidades del pueblo. No es necesario enumerar los vergonzosos casos de corrupción de la gestión García y compañía. Cabe sí indicar que en estas empresas de corruptelas hubieron muchos funcionarios apristas y no apristas, congresistas, ex funcionarios de su gestión anterior, alcaldes, regidores, efectivos de la policía y militares.

El garciato, como régimen de oprobio, felizmente terminó. Su inefable y ególatra representante culminó su tarea de gobernar para los más ricos, bajo una sospechosa estadística de aprobación. El sector empresarial prochilenista, empresarios mineros y propietarios de services fueron los autores de aplausos, loas y todo tipo de ceremonias y condecoraciones ayayeriles. Fueron quienes más ganaron en su gestión.

Los “peruanos de segunda clase”, como los denominó García en cierta oportunidad, nunca sintieron suyo el tan difundido crecimiento económico. Muchos más bien fueron despojados de sus tierras y de sus derechos más elementales, víctimas de la prédica saqueadora presidencial “El perro del hortelano”.

El presente régimen de Ollanta Humala ha heredado de García, cientos de conflictos sociales, además de los sonados casos de corruptela, que día a día significan un tremendo obstáculo en la gestión de Gobierno. No será fácil desarrollar acciones orientadas a la inclusión social, sino se atienden paralelamente las acciones de moralización contra los corruptos del gobierno saliente y de concertación con los sectores laborales y gremiales en el tema de los conflictos sociales respectivamente.

La economía peruana en crecimiento, será más eficiente en el desarrollo social si se pone énfasis en el rostro humano que debe tener toda gestión de gobierno. Ese rostro humano, es precisamente la preocupación por los más pobres del país, a través del desarrollo coherente y sostenible de los programas sociales propuestos por la actual gestión. Los empresarios con un alto concepto sobre la responsabilidad social y del mercado justo, apostarían por ello, sin lugar a dudas.